27.10.09

La nueva inmigración: cada vez son más los paraguayos que deciden radicarse en el país

Por María Mara Rodríguez Tomietto y Lucía Barro Quintana

La nueva oleada inmigratoria se hace sentir en las calles porteñas. También la intolerancia. "Bolitas" o "paraguas" son los nombres con que algunos porteños discriminan a los bolivianos y a los paraguayos, respectivamente. Sin embargo, Buenos Aires siempre ha sido la capital de un país pluricultural, consecuencia del proceso inmigratorio iniciado en 1880. Como afirma Aníbal Ford en De la aldea global al conventillo global, "lo es tanto diacrónicamente, por su constitución inmigratoria masiva, como sincrónicamente, por la diversidad de sus regiones, muchas de las cuales, aparte del cosmopolitismo de
Buenos Aires, comparten un sustrato común con países vecinos: el noroeste con Bolivia", por ejemplo, "y el Paraguay en su parte norte".


En la actualidad, según datos suministrados por la Dirección Nacional de Migraciones, desde el 2005 los bolivianos lideran la estadística de radicaciones resueltas en la Argentina con un 31,56%. Le siguen los paraguayos con el 29,47%, desplazando a los peruanos que hasta el 2004 lideraban el segundo puesto y hoy representan el 18,19%. Los provenientes de Europa occidental no alcanzan el 2%.


Según la estadística oficial, los inmigrantes de Paraguay han aumentado considerablemente en comparación con otros países desde el año 2006, pasando de 8 mil radicaciones resueltas a más de 84 mil en sólo dos años. Sin embargo, los bolivianos continúan liderando la escala. El reciente Informe Mundial sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas en Bolivia, asegura que uno de cada 5 bolivianos es migrante internacional. La investigadora y presentadora del informe, Daniela Sánchez, explicó que en Bolivia los procesos migratorios son consecuencia de ese desarrollo desigual, que les hace ser "expulsores de población" por la dificultad de gran parte de sus habitantes de acceder a los servicios básicos.


Como consecuencia, la nueva inmigración produce transformaciones en la ciudad. Inmigrantes provenientes de Asia, cuya inmigración desde el año 2005 ha alcanzado más de 21 mil radicaciones resueltas, erigen supermercados y ya es difícil ver algún almacén tradicional. El radio que circunda la estación de Liniers se ha transformado en algo muy parecido a la capital boliviana, donde venden sus comidas típicas y extienden artesanías de colores sobre grandes telas blancas en plena calle. En la Avenida Avellaneda, en el barrio porteño de Flores, cientos de locales de indumentaria exhiben prendas a un bajo costo cosidas por mujeres de Bolivia, empleadas de chinos o coreanos. Desde allí, avanzar hacia la Avenida Rivadavia sin ver más de diez rostros de inmigrantes es imposible (y sólo son dos cuadras).


La ciudad de Buenos Aires llegó a tener más de dos extranjeros por cada habitante nativo. La mayoría, provenientes de Italia y España. Los inmigrantes fueron conformando la sociedad porteña y la ciudad más europea de América Latina. Así, el tango, por ejemplo, se impulsó por una necesidad: la de expresar la identidad pluricultural propia de la ciudad. En la actualidad la situación es distinta. Según un estudio realizado por el INADI, más de un 40% de porteños aseguran que los inmigrantes le quitan posibilidades de trabajo a los argentinos.


Como escribió el novelista y aviador francés Saint-Exupery (que también vivió en Buenos Aires) en su obra Ciudadela, "los hombres habitan y el sentido de las cosas cambia para ellos según el sentido de la casa (...) bueno es que el tiempo que transcurre no nos dé la sensación de gastarnos y perdernos, como el puñado de arena, sino de realizarnos. Bueno es que el tiempo sea una construcción. Una civilización se asienta sobre lo que se exige de los hombres, no sobre lo que se les suministra".












* La imagen que encabeza el artículo es propiedad de DyN.

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