20.4.09

La línea A de subtes está al borde del colapso

En un año el servicio sumó más de 20.000 pasajeros nuevos. Las quejas de los usuarios por viajar en malas condiciones se multiplican y, en respuesta, la empresa concesionaria sólo se preocupa por extender el ramal.

El servicio de subtes de la línea A está al borde del colapso. La empresa Metrovías, los usuarios y los trabajadores coinciden en que la extensión del ramal más antiguo de los subterráneos porteños incrementó la cantidad de pasajeros sin un plan de contingencia.

Según el último censo de la concesionaria divulgado el 7 de abril, el año pasado viajaron 120.000 personas más que en 2007. El informe destaca que “pese a las restricciones en la extensión de la red, que el año pasado solamente sumó dos estaciones de la línea A (Púan y Carabobo), durante 2008 la cantidad de viajantes creció hasta 1.573.972 por día. Así, en promedio, cada una de las seis líneas (A, B, C, D, E y H) sumó diariamente unos 20.000 usuarios”.

Una recorrida por las estaciones más concurridas como las cabeceras o las que permiten la combinación con otros ramales lo atestiguan. Juan Manuel y Sofía viajan al menos dos veces por día en la línea A para ir al trabajo. “Cada vez se torna más imposible, tenés que dejar pasar uno o dos subtes para subirte”, se queja el contador de 36 años. “Viajamos como chanchos, a cualquier hora, todos apretujados y si es en hora pico mejor no viajes”, reafirma la joven estudiante de Filosofía y Letras. Lo cierto es que tanto Juan Manuel como Sofía prefieren el subte porque es el medio de transporte más rápido -a pesar de las demoras- y más económico para llegar al microcentro.

La empresa, propiedad del Grupo Roggio, sostiene que el 78 por ciento de los pasajeros lo utiliza por “cuestiones de trabajo”. En segundo lugar, aparecen los que usan el subte para ir y venir de su “lugar de estudio” y luego los usuarios que abordan los trenes para realizar “todo tipo de trámites”.


Néstor Segovia es delegado de la línea C, pero eso no le impide conocer en profundidad todas las falencias en el servicio de subtes. “En estas condiciones no pueden continuar con la traza, va a llegar un momento en que sólo abordarán los coches los usuarios de las estaciones más próximas al final del recorrido”, objeta Segovia y agrega: “Los trabajadores venimos reclamando hace años un plan estructural que contemple los aumentos irracionales de pasajeros, pero la empresa nunca nos da bola”.

Cansada de “viajar como el orto” y con la convicción que “se pueden lograr cosa importantes”, la periodista Candelaria Schamun abrió un blog con su slogan para denunciar las complicaciones para viajar en trenes, colectivos y subtes. Allí recibe decenas de denuncias, fotos y videos de los transportes en mal estado. Según los testimonios, todavía circulan vagones del siglo pasado y los "80 nuevos brillan por su ausencia", con los riesgos que eso provoca: están revestidos de madera, las señalización es defectuosa y el sistema manual para abrir las puertas puede terminar en una "trampa mortal" si hay una emergencia.

La línea A es la más vetusta de Sudamérica y fue inaugurada en diciembre de 1913. En esa época su recorrido unía Plaza Miserere con Plaza de Mayo, hasta que en 1914 se extendió hasta Primera Junta y así permaneció durante 90 años, con una extensión de 6,8 kilómetros y un total de 14 estaciones. Hoy llega hasta Púan y están en marcha las obras para sumar dos nuevas en 2010 (Flores y Nazca) y a miles de "apretujados" más.

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