Luego de la entrega de premios del BAFICI hablamos con su director, Sergio Wolf, sobre los desafíos del cine independiente y el nuevo cine latinoamericano.
La mesa rectangular comienza a desarmarse. Quienes la ocupaban se apartan a la zona preparada para fotografías. Flashes y más flashes inundan la sala. Sergio Wolf, director artístico del BAFICI, sonríe para los lentes y entre click y click de las máquinas, nos promete una conversación.
Sergio se encuentra satisfecho. Si bien "ningún festival es perfecto" y hay zonas para modificar, las 1.115 funciones ofrecidas cumplieron en día y horario: "no tuvimos que suspender ni una sola función". Declara orgulloso de que el evento anual, de diez días de duración, sea "ese trampolín por el que todas las películas saltan al mundo".
Conquistador de menciones y premios, el cine latinoamericano parece estar en un clave momento de expansión: "hay países que antes no tenían cine y ahora lo empiezan a tener". El papel del BAFICI en esta etapa no es menor; produce un efecto expansivo sobre distintas zonas de la región, hace que cineastas latinos "sientan que es posible hacer cine" comenta Wolf.
En un mundo en constante cambio, es imposible comparar el espectador de la primera edición con la audiencia que llega hoy y continuará concurriendo. "El BAFICI nació sin Internet y sin DVD". Ahora resulta más difícil para los programadores sorprender al público; además de eso, deben pensar en el camino por el que se quiere llevar al cine independiente, debatir durante un año qué puede proponer el festival en la próxima edición.
Aunque Sergio declara que le "gustaría que las películas que están en el BAFICI tuvieran una posibilidad comercial mayor", opina que el crecimiento del festival va en otra dirección: "es un evento cultural, de transformación, muy popular, muy potente, que mueve muchas cosas, a muchas personas (...). Pero el BAFICI tiene un límite (...) hace mil cosas que en otro campo de la cultura no se hacen".
Así el director termina su exposición sobre el festival cultural más importante de la Argentina, que cuenta con una enorme y creciente fidelidad. "La gente quiere venir al festival" revela.
Nota vinculada:http://catedrasabiertas.blogspot.com/2010/04/se-entregaron-los-premios-al-cine.html
Sergio se encuentra satisfecho. Si bien "ningún festival es perfecto" y hay zonas para modificar, las 1.115 funciones ofrecidas cumplieron en día y horario: "no tuvimos que suspender ni una sola función". Declara orgulloso de que el evento anual, de diez días de duración, sea "ese trampolín por el que todas las películas saltan al mundo".
Conquistador de menciones y premios, el cine latinoamericano parece estar en un clave momento de expansión: "hay países que antes no tenían cine y ahora lo empiezan a tener". El papel del BAFICI en esta etapa no es menor; produce un efecto expansivo sobre distintas zonas de la región, hace que cineastas latinos "sientan que es posible hacer cine" comenta Wolf.
En un mundo en constante cambio, es imposible comparar el espectador de la primera edición con la audiencia que llega hoy y continuará concurriendo. "El BAFICI nació sin Internet y sin DVD". Ahora resulta más difícil para los programadores sorprender al público; además de eso, deben pensar en el camino por el que se quiere llevar al cine independiente, debatir durante un año qué puede proponer el festival en la próxima edición.
Aunque Sergio declara que le "gustaría que las películas que están en el BAFICI tuvieran una posibilidad comercial mayor", opina que el crecimiento del festival va en otra dirección: "es un evento cultural, de transformación, muy popular, muy potente, que mueve muchas cosas, a muchas personas (...). Pero el BAFICI tiene un límite (...) hace mil cosas que en otro campo de la cultura no se hacen".
Así el director termina su exposición sobre el festival cultural más importante de la Argentina, que cuenta con una enorme y creciente fidelidad. "La gente quiere venir al festival" revela.
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