Por Juan Martín De Rosa - Maximiliano Nóbili
“Hace algunos años había una publicidad que decía ‘la imagen no es nada’. Sin embargo, para nosotros, la imagen es todo. Y nunca hay una segunda oportunidad para causar una buena impresión”, señala con énfasis, y todavía hasta con un poco de bronca por aquella publicidad de Sprite, la licenciada Mónica Carpio, directora del curso de “Asesoramiento de imagen y estilo personal”, quien expuso los lineamientos de la carrera en la 1° muestra de “Educación y Empleo” que se realizó en La Rural.
En el auditorio Quo Vadis, unas 20 personas (en su mayoría mujeres) siguieron con atención los detalles de un curso que puede servir como una interesante salida laboral. Para Carpio “la vocación del asesor de imagen está pensada para todas aquellas personas que están preocupadas por su imagen, y pueden utilizar esto como un trabajo, un medio de vida, asistiendo a otras personas”. ¿Quiénes están en condiciones de asesorar a otros? “Cualquiera que tenga un sentido estético puede hacerlo”, responde.
Si bien los políticos son los profesionales que más utilizan a los asesores de imagen, también está en auge el asesoramiento para los gerentes y CEO’s de las grandes empresas. “Cada vez son más las compañías que buscan este tipo de apoyo para sus ejecutivos. Pero no sólo eso, también contratan a asesores corporativos para que ayuden a mejorar y potenciar la imagen de la empresa a través de la vestimenta del resto del personal, del diseño de oficinas, los logos y de hasta la papelería”, dice Carpio.
“Siempre me gustó el diseño de modas y de interiores pero nunca pude avanzar en ese proyecto. Ahora estoy interesada en el asesoramiento de imagen, me parece una idea muy buena que todavía no explotó en el mercado”, comenta Verónica Rivas, de 26 años, que fue a la charla acompañada de su mamá Mirtha. “Mi hija siempre tuvo buen gusto para la ropa, me parece que puede hacer un muy buen trabajo asesorando a la gente”, asegura la madre.
Para Carpio, el gran desafío de esta profesión es “asesorar a gente común que trabaja todos los días y que necesita un cambio en su vida. Trabajar con las modelos es muy fácil, el trabajo sale solo. Al principio, mucha gente es reticente, pero cuando empieza a notar los cambios se abre a más sugerencias. Para hacer un buen diagnóstico de la persona con la que se va a trabajar es importante saber la edad, la ocupación, el estilo de vida, la personalidad y su poder adquisitivo”.
El curso en “Asesoramiento en imagen y estilo personal” tiene una duración de un año. Se cursa tres horas dos veces por semana en Piedras 1046, la sede del Centro de Organizadores de Eventos (CEO), creador de la carrera. “Son 10 materias divididas en dos cuatrimestres. Se estudia Imagen personal, Tendencias, Comportamiento social, Expresión oral, Relaciones Públicas, Publicidad, Marketing personal y Psicología de la personalidad, tal vez la materia más importante de todas porque una de las aptitudes más grandes de un asesor de imagen es saber escuchar lo que la otra persona necesita”, sinteriza Carpio. Y cierra su exposición con otra frase motivadora: “Un buen asesoramiento de imagen le puede cambiar la vida a una persona. Eso es lo que hacemos. Eso es lo que buscamos”.
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