26.6.10

Ahora, el problema en el subte son las escaleras

A pesar de los comunicados de la empresa Metrovías sobre la implementación de nuevas escaleras mecánicas, hay todavía estaciones en las líneas B, D, C, E y H inaccesibles para personas con imposibilidades físicas.

Todía existen estaciones de subte que cuentan con escaleras mecánicas clausuradas: carteles, bandas de seguridad o simplemente la advertencia de los usuarios que se ven obligados a salir a pie a la superficie.

Personas con discapacidades motrices no pueden, por ejemplo, combinar la línea C con la línea D en la estación Diagonal Norte si viajan hacia Catedral. Tampoco pueden transcurrir desde la estación 9 de julio hacia Carlos Pellegrini de la línea B. En la línea A la escalera mecánica de la estación Piedras se encuentra de igual manera: una reja de color celeste prohíbe el paso a aquellos que lo necesitan. Lo mismo le sucede a quienes transiten por la estación Primera Junta, supuestamente remodelada hace no más de cinco meses, en donde existen dos escaleras: una que jamás funcionó. Otra que se mantuvo andando durante sólo una semana.

La empresa concesionaria de la red de subtes Metrovías publicó en su sitio Web la instalación de 53 nuevas escaleras mecánicas. Sin embargo, no quisieron atender telefónicamente a Cátedras Abiertas para explicar por qué a pesar de dichas instalaciones aún quedan sectores descuidados por las que transcurren miles de usuarios por día.

En la línea B, las estaciones Leandro N. Alem, Pueyrredon, Tronador y Los Incas tienen sus escaleras mecánicas fuera de servicio. Lo mismo ocurre en la línea D en las estaciones de Pueyrredón, Agüero, Plaza Italia y Juramento. La situación no es diferente en la línea H en donde cuatro de sus cinco estaciones poseen las escaleras clausuradas.

El cansancio y el apuro no son lo más importante a la hora de evaluar el transporte público. Sin embargo, se encuentran grandes problemas para trasladarse cuando se cuenta con alguna discapacidad. María Ramona Platas tiene setenta y cinco años y todos los días debe tomarse la línea B para ir a cuidar a sus nietos. La última vez la pasé feo. Tenía que subir muchos escalones y la gente apurada me tironeó y me caí de rodillas al piso" cuenta."Antes me gustaba más el subte porque subir y bajar del colectivo no es fácil, pero ahora muchas veces prefiero tomarme el 111. ¡Soy una señora, me cuesta subir! afirma indignada.

Como Ramona, existen miles de casos cotidianos en donde una simple escalera mecánica se transforma en un nuevo obstáculo a superar. A ella le sucedió hace ocho meses en la estación terminal de subte Los Incas de la línea B. Aquella escalera aún continúa fuera de servicio y a los usuarios les continúa complicando el día. Lo uso para ir a laburar. Vos no sabes la cantidad de gente que se acumula en esta salida. Eso es porque ¡es la única! La otra es la que esta allá a la vuelta y tiene la escalera rotadijo a Cátedras Abiertas Juan Manuel Sánchez, abogado, quién todos los días viaja hasta la estación Uruguay.

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